SANTA CRUZ (Roque González Vera, enviado especial).- A los problemas que tiene internamente Bolivia se unen los exabruptos del presidente Hugo Chávez. El mandatario de Venezuela ahora lanza la advertencia de “no nos obliguen a hacer una revolución violenta en Bolivia”. La injerencia militar venezolana es abierta. La semana anterior un avión Hércules y dos helicópteros caribeños operaron en el sector de Villa Montes, frontera con Paraguay.
El presidente venezolano Hugo Chávez indica algo al mandatario de Bolivia, Evo Morales, a quien lo ha tomado como su protegido, convirtiéndose en su más cercano aliado. (AFP).
El presidente Hugo Chávez no disimula su injerencia en los asuntos internos de Bolivia. Ahora amenaza con llevar a cabo una revolución violenta en el país andino. Chávez advirtió a Estados Unidos en Montevideo: “No nos obliguen a hacer una revolución violenta en Bolivia”.
Estas palabras fueron pronunciadas en el marco de la cumbre del Mercosur, bloque que pregona la democracia como sistema político regional ¿Es compatible la democracia con una revolución violenta?
La cita presidencial del Mercosur se convirtió en un acto protocolar de cinismo e hipocresía. El proyecto de un mercado común se convirtió en una trampa mortal para economías de países como Paraguay y Uruguay, que actúan como mercado cautivo de Brasil y Argentina.
El Mercosur es un foro político regional y no un proyecto económico sustentable de integración de mercados. Los mandatarios reunidos en Montevideo dieron un firme apoyo a Evo Morales, declarando: “El firme sostén al régimen institucional boliviano basado en el respeto de los principios democráticos y rechazan… acciones violentas que busquen vulnerar la estabilidad del Gobierno y de los órganos elegidos por el pueblo de Bolivia”.
La violación sistemática de principios democráticos es responsabilidad del gobierno de Evo Morales. No existe violencia que pretenda vulnerar “la estabilidad del Gobierno”, es la misma administración gubernamental la que impone un clima de incertidumbre en Bolivia.
Los seguidores del Movimiento Al Socialismo (MAS) sitiaron la Asamblea Constitucional, cercaron la ciudad de Sucre y el resultado de enfrentamientos con ciudadanos de la ciudad fue de tres muertos y 400 heridos, así como cuantiosos daños materiales.
El fin de semana pasado, organizaciones campesinas afines al MAS cortaron tramos camineros que conducen a Santa Cruz en San Julián, Yapacani y Santa Rosa, en procura de impedir comunicación terrestre con el departamento de Beni. La violencia estuvo presente en cada uno de esos sitios.
El gobierno de Evo Morales considera legítima la movilización de las organizaciones sociales y las milicias indígenas, movilizaciones que se llevan a cabo para imponer un sitio a ciudadanos que están a favor de la autonomía departamental. La violencia desde el gobierno es una realidad en Bolivia.
Resulta hipócrita la declaración de los presidentes del Mercosur de “rechazar acciones violentas que busquen vulnerar la estabilidad del Gobierno”. Cada una de las cancillerías del bloque sabe perfectamente lo que está sucediendo en Bolivia y el riesgo que constituye para la región la intención de imponer un proyecto político comunista, ante el rechazo que genera este modelo en la mitad del país andino, con el riesgo de llevar a una división del país.
Hugo Chávez asume el rol de protector del proceso liderado por Evo Morales. De acuerdo a sus declaraciones, no tiene inconvenientes en sumarse a la violencia impulsada por las mismas autoridades nacionales de Bolivia.
PRESENCIA MILITAR VENEZOLANA
Venezuela hace ostentación de su presencia militar en Bolivia. Los asesores militares constituyen una rutina en las principales unidades militares y no pasa un día sin que aviones de la Fuerza Aérea Venezolana se encuentren en un punto del país.
Hace un par de semanas en la localidad de Riberalta, departamento de Beni, un avión venezolano C-130 fue obligado a despegar de emergencia ante el ataque de pobladores que apedrearon el aparato.
En Pando, oficiales de ingeniería venezolanos están trabajando en forma permanente con un batallón boliviano en la construcción de diques.
La presencia militar de Venezuela está encubierta en un convenio de cooperación firmado entre ambos países, en virtud de este acuerdo las aeronaves caribeñas no se reportan a los organismos de la aviación civil ni del servicio de aduanas.
El diario El Deber informó que el miércoles pasado dos helicópteros y un avión Hércules de Venezuela aterrizaron en Villa Montes, sector donde estuvieron realizando una serie de maniobras y sobrevuelos. Villa Montes es una localidad que está a escasos 180 kilómetros de la frontera con Paraguay.
Consultamos la veracidad de esta información con autoridades municipales de Villa Montes y confirmaron plenamente que las aeronaves venezolanas estuvieron en la zona y aterrizaron en la base del Grupo Aéreo Táctico 63, unidad que dispone de pista de aterrizaje asfaltada.
A la cooperación militar sigue el apoyo económico: Hugo Chávez entregó un total de 6.300.000 dólares a las Fuerzas Armadas de Bolivia; este dinero se distribuyó en todo el país, recibiendo cada unidad un cheque de 100 mil dólares para implementar mejoras edilicias.
Este dinero no ingresó al Tesoro General de la Nación, lo que motivó críticas del general retirado Gary Prado. “Es una barbaridad, escapa a los procedimientos regulares”, expresó al diario El Nuevo Día.
El objetivo de Hugo Chávez es obvio: comprar conciencias y lealtades dentro de las Fuerzas Armadas de Bolivia.
Una pregunta interesante: ¿Qué hacían un Hércules y dos helicópteros de Venezuela en la frontera con Paraguay? ¿Tareas de inteligencia? ¿Maniobras militares?
Intervención venezolana en Bolivia podría afectar al Paraguay
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