El gobierno de Nicanor no creó todos los problemas que están afectando al país, pero con toda certeza puede afirmarse que los acrecentó. La lista es muy larga. Se podría comenzar por el de la corrupción. No la produjo el gobierno que se está yendo, pero sí la mantuvo y la incentivó para que se expandiera. Duarte Frutos prometió gobernar “con los más capaces”. No cumplió. También se comprometió a apartar de la administración pública “a los deshonestos e incapaces”. No lo hizo. No se aclararon varios hechos de corrupción. La coima se convirtió en un plus salarial de enorme cantidad de funcionarios de todo nivel. La “pulverización” de la Corte que logró Nicanor, no la mejoró en nada; antes bien la empeoró. A su desgobierno, ayudado por los de sus antecesores, le debe su derrota.
El gobierno de Nicanor Duarte Frutos no creó todos los problemas que están afectando al país, pero con toda certeza puede afirmarse que los acrecentó.
La lista es muy larga. Se podría comenzar por el de la corrupción. No la produjo el gobierno que se está yendo, pero sí la mantuvo y la incentivó para que se expandiera.
La lista es muy larga. Se podría comenzar por el de la aptitud de los colaboradores del Presidente y, en general, por la de todo el funcionariado estatal. Duarte Frutos había prometido que gobernaría “con los más capaces”. No cumplió con tal compromiso. Casi no tuvo ministros que alcanzaran alguna trascendencia o siquiera pudiesen mantener la ya pobre calidad de servicio de sus respectivos ministerios. A Itaipú y Yacyretá no llevó a gente capaz. A las empresas públicas tampoco: hoy todas –Copaco, Essap, INC, IPS, Indert, etcétera– están en crisis. El ferrocarril es un fantasma del pasado. No pudo establecer políticas interesantes y firmes en ningún sector de responsabilidad estatal: las relaciones exteriores, la defensa, la producción, la salud, la educación, el ambiente, la justicia, la población rural, la seguridad de las personas, el empleo, etc.
El presidente Duarte Frutos se había comprometido también a apartar de la administración pública “a los deshonestos e ineficientes”. No lo hizo. La corrupción se difundió por todos los estamentos de la administración pública. Enriquecimientos cuantiosos y con frecuencia muy rápidamente logrados, se volvieron comunes. El mismo Duarte Frutos manejó fuera de la ley los ignotos montos de “gastos sociales” de las binacionales Itaipú y Yacyretá. No se hizo nada para aclarar qué pasó con los 400 millones de dólares del crédito otorgado por un banco de Taiwán. Tampoco se hizo nada para recuperar siquiera alguna de las extensas tierras que el IRA y sus sucesores el IBR y el Indert entregaron a personajes que no calificaban como legítimos beneficiarios de la reforma agraria. Tampoco se aclaró ninguno de los muchos sobreprecios que resultaron en cantidad de obras públicas. La coima se convirtió en un plus salarial de enorme cantidad de funcionarios públicos de todo nivel. Solo unos pocos días atrás, un destacado ciudadano brasileño denunció que fue coimeado cuatro veces por policías en el trayecto entre Ciudad del Este y Asunción.
El Poder Judicial merece atención por separado. La “pulverización” de la Corte Suprema que logró Duarte Frutos no la mejoró en nada; antes bien la empeoró. El Consejo de la Magistratura rara vez buscó a los mejores candidatos para los cargos judiciales. La seguridad jurídica no existe en el país. El sistema de cuoteo político se afirmó en el Poder Judicial, y no precisamente para mejorarlo. En los juicios que se tramitan puede ocurrir cualquier cosa: cantidad de procesados son favorecidos con la extinción del proceso penal o con medidas sustitutivas de prisión que les valen para escapar del país.
Decenas de miles de paraguayos han emigrado a Estados Unidos, Europa, la Argentina, el Brasil, en busca de empleo que no encuentran aquí. La pobreza aumenta a diario y muchos están ya en el nivel más bajo, el de la miseria.
La ANR que dominó el presidente Duarte Frutos perdió merecidamente las elecciones del 20 de abril pasado. A su desgobierno, ayudado por los de sus predecesores, le debe su derrota.
Gobierno inepto y corrupto deja al país en la miseria y el caos
Etiquetas: Editorial ABC Color
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